Gandhi : “Vive como si fueras a morir mañana y aprende como si fueras a vivir eternamente”.
Nuestra felicidad depende de asumir el presente con todo su entorno, profesional y familiar, sin querer provocar cambios artificiales o combatir lo impredecible, situaciones sobre las que no podremos mas que crear ansiedad sobre lo irreal e innecesario en la mayoría de los casos.
El cambio es vida y es nuestro sentir del día a día evolucionando con nuestra experiencia natural y vital, situación que necesitamos asumir y considerar como la evolución que nos ayuda a madurar conjuntamente con nuestro entorno, el cual se quedaría sin contenido sino fuera por la riqueza de nuestros seres queridos, compañeros o familiares, y su motivación en los momentos difíciles, con reafirmación y alegría en las escenas de nuestro viaje.
No hay mayor presente que vivir conjuntamente la felicidad y compartirla con mayor énfasis, sin vergüenzas, sin trabas, ni disminuyendo su importancia por pequeña y simple que nos parezca. Y no por ello es menos enriquecedor compartir las soledades, los miedos, los problemas con los demás, abiertamente, atacar la convivencia en todas sus caras; es lo más liberador y enriquecedor que podemos activar en nuestra vida y olvidar y alejar fortalezas innecesarias cuando lo que más nos aportará fuerza, motivación e ilusión es la llamada de la ayuda, su uso literal siempre a nuestra disposición y que tantas veces olvidamos. No demos las espaldas a aquellas “herramientas”, manos amigas que la sociedad pone a nuestra disposición y en multitud de ocasiones por orgullo, prepotencia o simple desconocimiento de su existencia, siempre solidaria de otras personas que nos acompañan en este camino de la vida dentro de sus atajos y largos recorridos.
Transmite el presente, disfrútalo, enriquécelo, abraza y déjate abrazar por los tuyos, por lo justo, por el conocimiento, por tu entorno…APRENDE.
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